Este verano al joven Matías Soulé, jugador de la Juventus, le pareció buena idea dejarse llevar por un ataque de jugador y se hizo un peinado rubio platino que se apresuró a subir a Instagram para observar, feliz, las reacciones de sus fans. Uno de sus fans es Ángel di María, ex compañero suyo y jugador del Benfica, que no tenía cuerpo para aplausos: “Qué pelito. A tu papá Allegri no le va a gustar, jajajaja”. A los pocos días Soulé subió una foto en un entrenamiento en la que ya no había rastro de su glamuroso peinado y una respuesta lacónica a Di María: “Tenías razón, hermano”.
La relación de Allegri con el pelo de sus jugadores es explosiva: el pelo a muchos les desconcentra, merma su juego, están más pendientes de colocarse el flequillo que el balón, les importa más salir bien en la celebración del gol que la ejecución del mismo, yo qué sé. Allegri es un aprendiz de Pasarella, que llevó sus manías a vetar en la selección argentina a cualquiera que tuviese el pelo largo. En esa lucha entre principios y carrera profesional o gloria, la tradicional batalla entre lo que importa poco (“¿Cortarme el pelo? No me parece bien, pero vale”) y lo que importa mucho (“Cortarme el pelo no me importa si lo decido yo”), ganó Fernando Carlos Redondo, que prefirió perder un Mundial a que alguien se entrometiese con éxito en algo tan personal como su estilo.
La nueva estrella de la Juve tiene 18 años y se llama Kenan Yildiz. Es un chico turco nacido el mismo año que el madridista Arda Güler, y sobre los dos construye Turquía las expectativas de su selección en el futuro. Kenan, que llegó insólitamente gratis desde el Bayern a Turín, es un chico guapo y talentoso que maravilló a todo el mundo desde su debut el pasado verano. También a Allegri, que sin embargo encontró un defecto que podría ir a peor en Kenan. “Durante el partido se ha tocado el pelo unas cien veces. Mañana se lo tendrá que cortar: hagamos las cosas como se deben hacer”. Kenan se lo cortó al día siguiente y subió la imagen a Instagram posando con su peluquero. Aún tiene 20 años. Tendrá más edad, y tendrá más poder que Allegri, y podrá elegir con más libertad.
Kenan ahora tiene problemas más graves en los que detenerse, por ejemplo que la explosión suya como jugador de élite no le consuma a sí mismo, como pasa tantas veces a los 18 años. Esa gestión del éxito en apenas un adolescente ya ha tenido sus primeras convulsiones. El delantero es alemán de nacimiento, su madre es de Baviera, y su padre turco. Lo que ocurrió es que Alemania tardó o dudó en convocarlo y Kenan, a la llamada de Turquía, se fue a su selección. La decisión no es fácil: se trata de saber para qué país vas a trabajar, a qué países te vas a llevar por delante en las rondas clasificatorias, incluido el que naciste. Kenan no tuvo las mismas dudas que Alemania. “Mi madre es alemana y mi padre turco. He jugado con Turquía desde la Sub-17 y estoy muy orgulloso de ello. Alemania nunca se puso en contacto conmigo. Así que la opción no ha existido, la cuestión no se ha planteado y estoy muy contento de jugar con Turquía”, dijo a Bild.
Es muy probable que se haya pensado más su paso por la peluquería que la selección en la que jugará los próximos veinte años. Y es lógico que sea así.
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