La carrera nuclear entre Rusia y Estados Unidos ha avanzado un paso más hacia la incertidumbre este martes. La Duma estatal, la Cámara baja del Parlamento ruso, ha aprobado en primera lectura la revocación por su país del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Moscú asegura que solo realizará pruebas de armas de destrucción masiva si su rival lo hace antes, guardándose así la carta de esta exhibición de fuerza frente a Washington en plena invasión de Ucrania. “Hemos esperado durante 23 años a que Estados Unidos ratificase este tratado, pero Washington no lo hizo por su doble rasero y su irresponsabilidad hacia la seguridad global”, ha manifestado el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin.
La Asamblea General de la ONU aprobó este tratado en 1996, pero no llegó a entrar en vigor. Pese a que lo firmaron 185 países, nunca fue ratificado por países con capacidad nuclear como Estados Unidos, China, Irán, Israel, Egipto, India, Pakistán y Corea del Norte. Desde entonces, solo estas últimas tres naciones han realizado ensayos con este arsenal. “Washington debe comprender que su hegemonía no conduce a nada bueno. Es necesario un diálogo sobre el principio del respeto mutuo, la ausencia de dobles estándares y la no injerencia en los asuntos de los Estados soberanos”, ha añadido Volodin antes de advertir de que el Kremlin tratará de mantener “la paridad estratégica global”.
El presidente de la Cámara baja rusa ha relacionado además este paso con las guerras de Ucrania, Irak, Libia y los enfrentamientos actuales entre israelíes y palestinos, crisis de las que culpa a Washington. “La decisión de hoy es una llamada de atención para ellos, el sonido de la campana”, ha agregado Volodin.
Aún falta realizar dos votaciones más del proyecto de ley para que la revocación del tratado por parte de Rusia sea definitiva. La medida fue propuesta por prácticamente la totalidad de los diputados, quienes señalan que el procedimiento culminará en un par de días y posteriormente será firmado por el presidente Vladímir Putin, quien dio luz verde a esta medida durante la reunión anual del centro de análisis del Kremlin Club Valdái, el pasado 5 de octubre. “Es posible revocar la ratificación y, si lo hacemos, será suficiente”, afirmó el mandatario al abordar un debate calentado previamente por sus propios medios estatales: realizar una prueba nuclear para asustar a Occidente.
El representante de la Misión Permanente de la Federación de Rusia ante la ONU, Dmitri Glújov, manifestó el pasado 30 de agosto que su país solo realizará pruebas nucleares si Estados Unidos lo hace antes. Su punto de vista lo reafirmó posteriormente el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov: “Todo depende de Estados Unidos, si Washington sigue el camino destructivo de la realización de pruebas nucleares, y hay señales de que ha llevado a cabo ese trabajo en el sitio de pruebas de Nevada. Si sigue este camino, entonces se cumplirá la posición expresada por el presidente de Rusia y nos veremos obligados a repetirlo [el ensayo atómico]”.
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Sin embargo, Putin dio instrucciones para tener todo a punto para los ensayos mucho antes de estas advertencias. “Estados Unidos está desarrollando nuevas armas nucleares. El Ministerio de Defensa y Rosatom [la agencia de la energía nuclear rusa] deben garantizar nuestra preparación para realizar pruebas nucleares”, afirmó el dirigente en su mensaje a la Asamblea Federal el 21 de febrero. Horas después, la agencia de noticias estatal Tass revelaba por fuentes militares que el histórico polígono nuclear del archipiélago de Nóvaya Zemliá, en el Círculo Polar Ártico, “siempre ha estado y estará preparado para reanudar los ensayos si fuera necesario”.
Aquel mismo día, Putin anunció la suspensión de otro acuerdo clave para la contención de la carrera de las armas de destrucción masiva, el tratado Nuevo Start. Según el mandatario, las exigencias de Washington para inspeccionar sus arsenales, como establecía el pacto, no eran más que un “teatro del absurdo”.
El Departamento de Estado estadounidense justifica la no ratificación del tratado con que mantiene sus ensayos bajo moratoria desde 1992. “Estados Unidos no necesita realizar pruebas de explosivos nucleares para garantizar la seguridad y la eficacia de las fuerzas nucleares que mantenemos para disuadir de estos ataques contra Estados Unidos y nuestros aliados”, señala en un comunicado donde resalta al mismo tiempo que la firma del pacto por otros países “redunda en gran medida en beneficio de los intereses de seguridad de Estados Unidos”.
Pese a las repetidas amenazas vertidas desde Moscú sobre el hipotético empleo de armas de destrucción masiva o un “accidente” en las centrales nucleares de Zaporiyia y Chernóbil desde que la guerra de Ucrania se enquistó, Putin ha manifestado que su país no necesita endurecer su doctrina nuclear por ahora: “No veo la necesidad de ello. No existe ninguna situación en la que algo amenace hoy la existencia del Estado ruso”.
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