El trabajo, tarea irrenunciable para sobrevivir para la mayoría, cuesta la vida a casi tres millones de personas al año en el mundo. Y de esos fallecimientos, casi 800.000 se deben a la exposición a jornadas de trabajo de más de 55 horas. Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio Una llamada de atención para tener entornos laborales más sanos y seguros, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y publicado el domingo. De esas tres millones de muertes (concretamente 2,96), la mayoría se debe a enfermedades derivadas del empleo (2,6 millones) como problemas circulatorios, cáncer y enfermedades respiratorias. Las 330.000 restantes se relacionan con accidentes laborales.
Con todo, el número de muertes en el trabajo no crece al mismo ritmo que la población. Es decir, a nivel proporcional mueren menos personas por su empleo ahora que a principios de siglo. Mientras que las muertes derivadas del trabajo han aumentado un 12% de 2000 a 2019 (datos de referencia del estudio de la OIT), la población trabajadora lo ha hecho en el mismo periodo un 26%. “Las herramientas de diagnóstico han mejorado sustancialmente en las últimas dos décadas, contribuyendo a un aumento de los casos detectados”, indica el informe.
El estudio de la OIT, elaborado con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud (OMS), relaciona estas muertes con los riesgos más habituales en el trabajo. El que más decesos causa (744.942) es la exposición a largas jornadas de trabajo, es decir, por encima de 55 horas a la semana. Los otros riesgos que más fallecimientos causan son la exposición a gases y humos (450.381), lesiones derivadas del trabajo (363.283), exposición a amianto (209.481), a sílice (42.258), a sustancias que producen asma (29.641), a radiación ultravioleta solar (17.936), a escapes de motor de diésel (14.728), a arsénico (7.589) y a níquel (7.301). Estas cifras corresponden a 2016.
El análisis también relaciona estos riesgos con el tiempo de salud que cuestan a los trabajadores (años de vida ajustados por discapacidad, o DALYS en sus siglas en inglés). El riesgo que más años de vida cuesta a los trabajadores son las lesiones derivadas del empleo (26,44 millones), seguido de la exposición a jornadas de trabajo de más de 55 horas (23,26), factores ergonómicos (12,27) y la exposición a gases y humos (10,86). El informe da más detalles: “La tasa de cánceres de tráquea, bronquios y pulmón atribuibles a la exposición laboral al cromo se duplicó entre 2000 y 2016; la incidencia de mesotelioma atribuible a la exposición al amianto aumentó un 40%; la tasa de cáncer de piel no melanoma aumentó en más del 37% entre 2000 y 2020; las muertes debido a la exposición a agentes que desencadenan el asma y a partículas, gases y humos disminuyeron en más del 20%”.
En una relación con enfermedades concretas, la OIT indica que el 32,4% de las muertes por el trabajo se deben a problemas circulatorios, el 27,5% al cáncer, el 14,3% a enfermedades respiratorias, el 11,3% a lesiones, el 7,2% a enfermedades infecciosas, el 3% a asma, el 2,9% a condiciones neuropsiquiátricas, el 0,95% a problemas del sistema genitourinario, el 0,94% a enfermedades digestivas y el 0,15% a otros motivos. Según el informe, más de 13 millones de personas en todo el mundo viven con una discapacidad visual causada por su trabajo
El informe destaca que las muertes relacionadas con el empleo representan el 6,7% de todos los decesos registrados a nivel global. Este impacto difiere por regiones: la mayor proporción se da en África (7,4%), Asia y el Pacífico (7,1%) y Oceanía (6,5%). La proporción es menor en Europa o América, pero la OIT no aporta el dato concreto, como tampoco da la información por países, que distribuirá próximamente en una ampliación de este estudio. La OIT señala a agricultura, silvicultura y pesca, minería, construcción e industria manufacturera como los sectores más peligroso, y también pone el foco en la economía informal, donde “se carece ingresos estables y protección adecuada”. Asimismo, destaca que mueren muchos más hombres a causa del trabajo (51,4 por cada 100.000 adultos en edad laboral) que mujeres (17,2 por 100.000).
“Además de la tragedia mundial de las muertes relacionadas con el trabajo, la OIT estima que 395 millones de trabajadores en todo el mundo sufrieron lesiones laborales no mortales”, finaliza esta organización.
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