La distribución de los recursos dedicados a la inversión constituye una de las claves para modernizar una economía y hacer una sociedad más justa. El estudio El stock de capital en España y sus comunidades autónomas, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la Fundación BBVA, ayuda mucho a situarnos. La investigación destaca el importante cambio de tendencia registrado en los últimos 15 años a favor de las inversiones más productivas. El análisis, dirigido por los investigadores Francisco Pérez, Matilde Mas y Juan Fernández de Guevara, subraya el aumento del peso de las inversiones más productivas como las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC); la Investigación y Desarrollo (I+D) y la maquinaria, que en conjunto ya representan el 42% del total. El incremento más intenso lo registraron las TIC y los recursos destinados a I+D que pasaron desde el 12% al 21%. Los cambios son consecuencia de la sustancial reducción del peso de las inversiones inmobiliarias desde el 68% de los años de la burbuja (2004-2007) hasta el 50% en 2022.
A pesar de la aproximación del patrón de inversión español al de las economías europeas avanzadas, los cambios en la estructura del capital acumulado avanzan lentamente, lo cual refleja que “la herencia del boom inmobiliario sigue lastrando la productividad española”. En el peso de los activos más productivos en el stock de capital (TIC, I+D y otros inmateriales) España, con un 32%, está todavía muy por detrás de Estados Unidos (50%) o Francia (42%).
De todas formas, el peso de la inversión total en España se situó en el 20% del conjunto de la actividad económica, frente al 30% alcanzado en 2006. Esto refleja que la clara mejora en la composición de la inversión no resuelve otros desafíos importantes como la acuciante falta de viviendas. Un fenómeno que se agrava por el aumento de la población y sobre todo de la formación de hogares. En 2021 y 2022, las viviendas terminadas fueron 94.048 y 89.156, respectivamente, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Las viviendas protegidas no llegaron a las 10.000 anuales. Al mismo tiempo, España registró un fuerte aumento de población y sobre todo de creación de nuevos hogares, superior a los 250.000 anuales. Según el INE, en los próximos 15 años (2022-2037) la población española aumentará en 4,2 millones de personas, un 8,9%, y el número de hogares en 2,7 millones, un 14,5% más.
Hemos pasado de un extremo a otro. Desde el frenesí especulativo de construir 865.561 viviendas en 2006 al práctico parón de 2013, con 34.228. El estudio del Ivie es un valioso instrumento para apreciar los cambios necesarios para modernizar nuestra economía. Pero al mismo tiempo son patentes las necesidades en materia de vivienda que retrasan la formación de hogares y empujan a jóvenes muy formados a buscar futuro en otros países. Modernizar la economía y atender las necesidades sociales es una ecuación nada fácil de resolver. Requiere un debate riguroso para el que no valen las soluciones simplistas. Quizá por esto estamos en otras cosas.
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