Las conversaciones para la próxima ampliación hacia el este despegan. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE buscan este jueves y viernes en la cumbre de Granada marcar una meta para esa próxima extensión, que se ha convertido en una prioridad geostratégica para Europa por la guerra de Rusia contra Ucrania. Los Veintisiete instarán en la reunión organizada por España, que preside este semestre del Consejo de la UE, a acelerar las reformas que el club comunitario necesita emprender para recibir a los nuevos miembros y debatirán sobre una posible fecha que marque el momento en que la Unión haya completado esos cambios cruciales, según explicaron fuentes comunitarias a EL PAÍS.
No está claro que los líderes vayan a definir una fecha concreta —tampoco un calendario temporal preciso para esa transformación—, pero la intención es clara, inciden fuentes diplomáticas. Muchos apuntan a 2030 como meta, el momento que han señalado ya grupos de expertos comunitarios y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. El objetivo es impulsar así un proceso que cambiará la UE para siempre. Un cambio que puede incluir también fórmulas para que la integración de los nuevos países (Macedonia del Norte, Bosnia, Albania, Serbia, Montenegro, Ucrania, Moldavia y la siempre en duda Turquía) sea gradual para evitar un proceso de todo o nada si las reformas exigidas tardan. Algo que explora ahora la Comisión Europea, que presentará sus “ideas” para la próxima ampliación durante el primer semestre del próximo año.
Bruselas prefiere marcar la fecha de cuándo estará lista la Unión —y centrarse en lograrlo— en lugar de lanzar un objetivo temporal concreto a los países candidatos. Es más “realista”, señala una alta fuente comunitaria, porque la Unión es responsable de sus propios cambios. El proceso de adhesión se basa en un camino marcado por méritos y reformas que ya están emprendiendo los países candidatos, como Ucrania, que aspira a abrir negociaciones de adhesión en diciembre. Algo que suscita gran consenso político ya en las instituciones comunitarias.
Este jueves, los Veintisiete se reúnen en la cumbre de la Comunidad Política Europea —un proyecto con 44 países que ha alumbrado la guerra de Rusia contra Ucrania— con los líderes de los países candidatos, como Ucrania, Moldavia o los de los Balcanes, y también los de países aspirantes, como Georgia o Kosovo. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, no acudirá; tampoco lo hará el de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, algo que descafeína un poco la cita, que aspiraba, además, a reunir a Aliyev y al primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, para hablar de Nagorno Karabaj bajo la mediación de Charles Michel, Alemania y Francia.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha aterrizado este jueves en Granada para reforzar con su presencia el proceso de adhesión. “Llegué a Granada, España, para participar en la Cumbre de la Comunidad Política Europea”, ha escrito el dirigente en X (antes Twitter). Zelenski se reunirá con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y participará en las reuniones temáticas organizadas.
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La idea de la ampliación sobrevolará la reunión, que se centrará en profundizar las relaciones entre los países del viejo continente. La idea es “hacer que Europa sea más resiliente, próspera y geoestratégica”, según la lectura de la cita. Los líderes hablarán de energía, de inteligencia artificial y de apoyo para Ucrania en un momento clave, en el que el sostén de Estados Unidos puede flaquear tras la decisión del Congreso de aprobar una ley de financiación temporal para evitar el cierre de la Administración sin el paquete de ayuda (6.000 millones de dólares) para Ucrania.
El camino de las reformas para la ampliación no será fácil y puede generar tensiones que ya están despuntando en el flanco este de la UE. La mayoría de los Estados miembros pasarán a ser contribuyentes netos, también muchos que ahora son beneficiarios. Y eso genera fricciones que se suman a las tensiones desatadas en los últimos meses por los temores a una nueva crisis migratoria, un tema enormemente divisivo en la UE, que también tendrá un gran protagonismo en la cumbre de Granada, la gran cita de la presidencia española del Consejo de la Unión.
El acuerdo de este miércoles sobre el último reglamento para cerrar el pacto migratorio (en manos de los líderes, no está cerrada la negociación interinstitucional) quita presión a la cumbre de Granada, amenazada porque el asunto se comiera otras discusiones. El temor ahora es que Hungría y Polonia traten de bloquear la declaración de la cumbre, que habla de que la migración es un “desafío europeo”, según los últimos borradores vistos por EL PAÍS, e insta a explorar acuerdos con los países de origen y tránsito como el acordado con Túnez. Varsovia y Budapest se oponen a cualquier política migratoria común.
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